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Juega con las texturas para una experiencia culinaria única

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Introducción

En la cocina, no todo es sabor. También hay que tener en cuenta la textura de los alimentos, ya que ésta puede marcar la diferencia entre una experiencia culinaria mediocre y una experiencia culinaria única. Hoy te enseñaremos cómo jugar con las texturas para conseguir platos deliciosos e interesantes.

El papel de la textura en la cocina

La textura de los alimentos es importantísima porque influye directamente en la percepción del sabor. Cuando masticamos un alimento, su textura nos proporciona información sobre su consistencia, su suavidad, su dureza, su blandura, etc. De esta forma nuestros sentidos envían señales al cerebro que nos ayudan a disfrutar más de los sabores. Por lo tanto, una buena combinación de texturas puede elevar el nivel de un plato de manera espectacular.

Cómo conseguir diferentes texturas

Existen diferentes técnicas culinarias que nos permiten trabajar con las texturas de los alimentos. A continuación, te presentamos algunas de las más populares.

Gelificación

La gelificación es una técnica que se consigue añadiendo un agente gelificante (como la gelatina) a un líquido. Al enfriarse, el líquido se solidifica y adquiere una textura gelatinosa. Esta técnica nos permite hacer flanes, mousses, jaleas y otros postres firmes y suaves.

Emulsión

La emulsión es una mezcla de dos líquidos inmiscibles (como aceite y agua) que se mantienen estables gracias a la presencia de un agente emulsionante (como la yema de huevo). Esta técnica nos permite crear salsas cremosas, mayonesas y otros aderezos.

Cocción al vacío

La cocción al vacío consiste en cocinar los alimentos dentro de una bolsa sellada al vacío, sumergida en agua caliente. Esta técnica nos permite cocinar los alimentos a baja temperatura durante un largo periodo de tiempo, lo que da como resultado una textura suave y jugosa.

Crunchy

Conseguir una textura crujiente puede ser tan sencillo como freír o hornear los alimentos a alta temperatura. También se pueden añadir elementos crujientes (como frutos secos o pan) a un plato ya preparado para aportar una textura interesante.

Espuma

La espuma es una técnica que consiste en hacer una mezcla líquida con un agente espumante (como la clara de huevo) y batirla hasta que adquiera una textura esponjosa. Esta técnica nos permite hacer espumas de sabores que pueden servir como adorno de un plato o como un ingrediente más dentro de una receta.

Combina las texturas

Una vez que conoces algunas de las técnicas culinarias que te permiten trabajar con las texturas, es hora de combinarlas para obtener un plato con diferentes texturas. Por ejemplo, puedes hacer un postre de gelatina (una textura suave y gelatinosa) y añadirle una espuma de lúcuma (una textura esponjosa y aireada) para conseguir una experiencia culinaria única. Otra forma de jugar con las texturas es cambiar la forma de preparar un ingrediente básico. Por ejemplo, las zanahorias pueden ser hervidas (textura suave), asadas (textura crujiente exterior y suave interno), o ralladas (textura crujiente y suave). Si combinas las zanahorias hervidas con una salsa de textura cremosa, tienes un plato suave y cremoso, pero si las preparas asadas y las sirves sobre una ensalada crujiente, tienes un plato con diferentes texturas.

Conclusión

Como has podido comprobar, las texturas son un factor muy importante en la cocina. No se trata simplemente de hacer un plato sabroso, también debemos prestar atención a las texturas para conseguir una experiencia culinaria única. Esperamos que hayas disfrutado de estos consejos para jugar con las texturas de los alimentos. ¡A cocinar!